Hoy os traigo una entrada un tanto interesante, localización y dimensión, espero que os resulte de mayor utilidad.
La creación de una empresa implica la toma de dos decisiones importantes:
- La localización: ¿dónde instalar nuestra empresa?, ¿en el centro de una ciudad o en las afueras?, ¿cerca o lejos de otras empresas competidoras?, etc. Esta decisión no sólo va influir en sus costes fijos y variables, sino también en el volumen de demanda de sus productos y servicios y, por lo tanto, en sus ingresos.
- La dimensión: ¿en qué instalaciones (factorías, almacenes, centros administrativos o puntos de venta) desarrollará su actividad?, ¿qué número y tipo de trabajadores serán necesarios?, etc.
Cuando hablamos de localización de la empresa nos referimos a su domicilio social, que se fija normalmente teniendo en cuenta criterios fiscales, el mercado en que se desarrolla el grueso de la actividad de producción y ventas, la procedencia de los propietarios o una combinación de todos o algunos de los anteriores criterios.
Cuando hablamos de dimensión de la empresa nos referimos
al número y tamaño de sus instalaciones en un momento concreto.
Localización y dimensión son aspectos que van
íntimamente ligados, ya que la dimensión de una empresa, es decir, su
capacidad
productiva, vendrá determinada fundamentalmente por la demanda potencial
del mercado que puede atender desde la localización elegida. Además,
son dos
decisiones estratégicas (a largo plazo), pues
requieren una inversión considerable y, una vez puestas en práctica, no son
fáciles de corregir.